A Ryan Gosling le gusta mucho uno de los pósters de su última película como actor y productor, El especialista, donde se los ve conversar a Emily Blunt y a él mientras una explosión (controlada: estamos en el set de una película de acción al más puro estilo Hollywood) estalla a sus espaldas. Y así nos lo hace saber cuando entramos en la sala más lujosa del hotel más lujoso de Berlín, donde los protagonistas de este blockbuster repleto de tanto humor metalingüístico como sincero encanto llevan todo el día conversando con la prensa europea. Esta es su última entrevista del día, pero no parecen cansados. De hecho, uno tiene la sensación de que les gusta de verdad hablar de esta película, pues lo hacen con un entusiasmo que resulta contagioso.
De entrada, ambos están seguros de que no podrían haber rodado El especialista antes: su condición de estrellas con una larga filmografía a sus espaldas es esencial en esta fórmula. “Mi aprecio por el proceso de hacer cine es mucho mayor ahora que hace quince o veinte años”, confiesa Gosling. “Y creo que eso se refleja en El especialista. Se trata de una gigantesca carta de amor no solo a nuestro trabajo, sino también a la emoción que experimentamos todos cuando vamos a ver una película. Me siento muy afortunado de poder formar parte de ello y haber tenido la oportunidad de reflejar esa pasión en este proyecto, ya que hay un montón de pelis cínicas sobre Hollywood y la industria del cine en general, ¿verdad? La nuestra es lo opuesto a El juego de Hollywood (Robert Altman, 1992), aunque he de reconocer que esa es una gran película… Aquí solo hay amor por el equipo y el trabajo duro que todo el mundo ha hecho durante el rodaje, incluso aquellos que muchas veces no obtienen después el reconocimiento suficiente. Además, fue muy divertida de hacer. Creo que es el mejor reflejo de cómo me siento ahora mismo, en este punto de mi carrera”.
“Así pienso yo también”, interviene Blunt. “Es difícil recordar cómo enfocaba las cosas hace un par de décadas, pero creo que siempre me sentí increíblemente agradecida por poder hacer un trabajo que me permite saltar al vacío cada vez. Me parece que en la vida real no soy para nada así… ¡De hecho, tengo aversión al riesgo! Pero me ocurre lo contrario con la interpretación: es como si aflorase otra parte de mí que me empuja hacia el precipicio, lo cual es muy estimulante. Por otro lado, si has estado en este vecindario tanto tiempo como yo, no puedes evitar fijarte en todo lo que ha cambiado… Pero creo que el truco está en intentar eliminar de tu cabeza todos esos desafíos a los que se enfrenta la industria ahora mismo y centrarte en lo positivo, porque siempre será más poderoso que lo negativo”.
El especialista está dirigida por David Leitch, quien trabajó como doble de acción y coordinador de stunts durante la primera mitad de su carrera (por tanto, sabe de lo que habla). Es la clase de director con el que Gosling estaba condenado a trabajar, dado que esta es la tercera vez que interpreta a un personaje por el que reconoce sentir una gran fascinación: el tipo que recibe los golpes y se tira de un coche en marcha en su lugar.
“Simplemente es un trabajo tan guay… Me ha fascinado desde el principio, desde que empecé en la serie de El joven Hércules (1998-1999) y descubrí este mundo. Quizá por eso me he sentido atraído por este tipo de personajes tantas veces en mi carrera, ya sea en Drive (Nicolas Winding Refn, 2011), en Cruce de caminos (Derek Cianfrance, 2012). No sé, puede que sea algo que me habría gustado hacer si lo de ser actor no hubiese funcionado, aunque mi experiencia en esta película me lleva pensar que, bueno, no tengo ese talento dentro de mí…”.
“Se da una dinámica extraña”, prosigue Gosling, “cuando tu doble llega a plató y recibe todos esos golpes por ti. Se arriesgan más que nadie. Tienen unas habilidades alucinantes, pero al mismo tiempo esconden sus caras. Quieren ser desconocidos, lo cual le añade a todo un componente muy extraño, ¿verdad? Me da la sensación de que llevo investigando esa fascinación durante varios años y varios papeles, como rascando la superficie, pero que esta vez lo he conseguido al fin. La clave está en algo que David dijo cuando estábamos haciendo una reescritura: ‘Todo duele. Que te atropelle un coche duele, que te lancen de una ventana duele, que te prendan fuego duele de verdad’. De alguna manera, lo que hemos hecho aquí es correr un poco el velo para intentar entender a la persona detrás del especialista, lo cual lo vuelve todo mucho más increíble. Te das cuenta de que están jugándoselo todo a un nivel muy físico para crear algunos momentos icónicos, para entretener a la audiencia, aunque después no se reconozca su mérito y les tapen la cara. Con todo, vuelven a hacerlo una y otra vez. No se me ocurre nada igual”.
Una de las características comunes a todas las películas que Leitch ha producido junto a Kelly McKormick es su insistencia en someter a sus intérpretes principales a un duro entrenamiento previo para que sean ellos quienes hagan la mayoría de sus stunts, dejando que los especialistas se encarguen solamente de los más peligrosos. Lo cual significa que Gosling tuvo oportunidad de acercarse como nunca al día a día de sus ídolos, aunque no es el único: Emily Blunt tiene también una sensacional escena de lucha en la película, donde podemos ver cómo reparte a su co-protagonista… mientras este está atrapado en un traje de alienígena que le impide hablar. Según ella misma, fue un proceso de autodescubrimiento: “Me temo que tengo algo contra los extraterrestres. Lo he descubierto en este rodaje, sí. Ni idea de lo que es, pero es ver un extraterrestre y…”.
Blunt cree también que la secuencia ejemplifica el nivel de creatividad que el equipo de stunts ha desplegado en este proyecto: “Te das cuenta que cualquier cosa puede ser utilizada como un arma. Esta botella, por ejemplo (coge una botella de agua vacía que hay sobre la mesa), o este abrelatas. Especialmente el abrelatas. Chris O'Hara, el diseñador de stunts (es la primera vez que una película incluye este crédito), y todos los miembros del equipo con el que David lleva años trabajando son unos auténticos maestros en lo que hacen, así que fue muy fácil entrenar con ellos. Rodamos la escena de la pelea después de las vacaciones de navidad, y creo que eso nos aportó un extra de energía".
“Tiene una facilidad asombrosa para hacer daño”, interviene su compañero. “Da miedo lo fácil que es para ella infligir dolor a otro ser humano”.
“Extraterrestre”, le corrige Blunt. “No tengo ningún problema con los seres humanos, pero en cuanto te pusiste ese disfraz de alien…”.
Ya en serio, Gosling reconoce que “es increíble que no necesitase una doble en ningún punto de la secuencia. Lo normal es que nosotros hagamos parte del trabajo, pero siempre hay movimientos especialmente complicados para los que tenemos que recurrir a un profesional, tanto porque pueden ser peligrosos como porque, sinceramente, lo van a hacer mucho mejor y más rápido. ¡Pero ella no lo necesitó! Y es una gran pelea. En un espacio muy angosto, además, lo cual lo volvía todo más complicado".
Blunt cree que ese compromiso deriva de lo mucho que le gustaba el modo en que su personaje estaba escrito: “Me encantó interpretar a Jody. Tras haber hecho tantas películas, tiendes a catalogar a la gente y sus manías, así que sabía exactamente las que ella tendría al frente de un rodaje tan colosal y extravagante como el de Metal Storm, la película dentro de la película. Sé que, en ese tipo de ambientes tan caóticos, puede ser muy estresante asumir el rol de la persona que supuestamente tiene todas las respuestas y de la que todo el mundo espera soluciones, así que fue muy divertido para mí interpretar a ese tipo de personaje. Creo que es mucho más interesante ver a Jody pasarlo mal y estar siempre al borde del colapso, como directora novata que es: si hubiéramos optado por convertirla en una veterana que lo tiene todo bajo control, nada habría funcionado tan bien”.
Fiel a la filosofía del más difícil todavía, El especialista se abre por todo lo alto, en más de un sentido: la cámara sigue al personaje de Gosling desde su tráiler hasta el último piso de un rascacielos, donde el actor hace algo que nunca creyó que haría: “La película se titula (en inglés) The Fall Guy, así que no tenía más remedio que enfrentarme a mi fobia a las alturas. No me quedó otra. Me encanta esta primera secuencia de la película, creo que está muy bien rodada: transmite muy bien lo que se siente siendo un especialista. Sí, son miembros del equipo, interactúan con el resto, planean dónde van a ir a cenar esa noche… Todo lo que hacen también los demás, solo que su trabajo es un poco diferente. Porque su trabajo consiste en subir doce pisos, lanzarse al vacío y luego seguir con la conversación donde la habían dejado. Por lo tanto, era realmente importante mostrar al principio de la película lo diferente que es su labor comparada con la del resto. A nivel personal, también significaba mucho: si voy a interpretar a un doble de acción, tengo que hacerlo de verdad para que el público se lo crea. Pensaba que así iba a conquistar mis temores, que dejaría de tener vértigo en el proceso. Y la verdad es que ahora me dan incluso más miedo las alturas que antes”.
¿Cómo de importante es ese pacto con el gran público, en cuyo nombre están dispuestos a aprender a pelear o lanzarse desde un séptimo, para dos de los responsables de ese fenómeno cultural conocido como Barbenheimer? ¿Creen que vuelve a ser un buen momento para reivindicar el tipo de cine que solo se disfruta realmente en la sala oscura? “Como espectadores”, explica Blunt, “estamos deseando que nos secuestren y nos lleven a otro mundo. Queremos sentir esa experiencia, que la película salga de la pantalla, nos rodee con sus brazos y nos transporte dentro con ella. Y siempre vamos a ir en busca de algo diferente, algo nuevo. Sería maravilloso que dejemos de ver fenómenos como el de Oppenheimer y Barbie como anomalías, que este tipo de proyectos tan ambiciosos se conviertan en la norma, dado que han demostrado conectar muy bien con el gran público. Ojalá la gente creativa pueda seguir arriesgándose para entregarnos algo diferente cada vez, y eso es algo que solo puede ocurrir en la gran pantalla. Porque es el lugar al que estas propuestas pertenecen”.
Para Gosling, “ambas películas son obra de autores brillantes que se propusieron contar una historia profundamente personal con el apoyo completo de sus respectivos estudios. Y, como dice Emily, las dos se hicieron para la pantalla grande, para el público. O sea, Chris rueda sus películas en Imax por una razón, ¿no? Quiere que las veas así. Y la intención de Greta siempre fue hacer una película a la que todo el mundo fuera invitado después de que la pandemia nos mantuviera tanto tiempo alejados de los cines. Un evento cultural completamente inclusivo, así que fue fabuloso ver que la gente vino a nuestra fiesta. Con El especialista, creo, hemos hecho lo mismo. Cada día de rodaje hablábamos continuamente del público. ‘¿Cómo podríamos rodar la película más entretenida posible?’. ‘¿Cómo le damos a la gente la oportunidad de evadirse, de olvidar durante un momento sus preocupaciones?’. Merece la pena ir al cine, llamar a una niñera y pagar el ticket del párking por algo así. El otro día leímos una crítica en la que decían que esta película existe para hacerte feliz, y no creo que yo mismo lo hubiese expresado mejor”.
“Porque sí”, continúa Gosling, “es una carta de amor al proceso de hacer cine y a los especialistas, pero también es una carta de amor al público. Y, de nuevo, es una historia profundamente personal: una película sobre un stuntman hecha por un stuntman. Nos encantaría que la gente viniese a verla, porque así podríamos hacer más…".
Su compañera está de acuerdo con esa última parte: “¡Por favor, queremos hacer más! Lo más importante para todos nosotros era no rodar una peli de acción unidimensional, sino hacer que tuviera diferentes facetas y que fuera de verdad, que pudieras identificarte con los personajes. Sí, también es un gran espectáculo, porque un plató cinematográfico es un lugar realmente especial: de alguna manera, se forma un universo insular donde forjas unas amistades muy aceleradas en muy poco tiempo. Todo el equipo se siente como parte de una tribu que necesita colaborar para poder llegar a una línea de meta que, en algunas ocasiones, parece imposible, porque es casi imposible hacer una gran película. Por eso, cuando lo consigues, te parece la mejor sensación del mundo. Todos los que hemos trabajado en El especialista hemos aportado nuestras propias vivencias para asegurarnos de que el resultado final tenía corazón y hablaba de cosas reales. Probablemente por eso me gusta tanto. También siento que es una de las películas más personales que he hecho hasta ahora”.
“Al final”, concluye Gosling, “trata simplemente de un hombre y una mujer intentando mantener una conversación mientras el mundo explota a su alrededor”.
