La mejor forma de mejorar nuestra salud mental hoy en día también es la más complicada de poner en práctica

Cambiar nuestra mentalidad de un día para otro no será sencillo, pero sí que es completamente necesario.
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Mejorar nuestra salud mental es imprescindible para ser felices. Es algo de lo que hemos tardado años en darnos cuenta, pero que ya no podemos dejar de obviar. Por ello, son miles de consejos los que recibimos en nuestro día a día sobre cómo cuidarla: haciendo deporte, meditando, leyendo o, por supuesto, yendo a terapia.

Sin embargo, hay un consejo que seguro que no hemos escuchado tanto y que puede ser el primer paso para poder vivir de forma más tranquila y feliz. Se trata de aceptar la incertidumbre. Algo que, de primeras, puede sonar sencillo, pero que, definitivamente no lo es. La incertidumbre, es lo desconocido, la distancia que hay entre nuestros problemas y sus soluciones, entre nuestras preguntas y sus respuestas.

Pero también es un espacio lleno de posibilidades, que pueden suponer un reto personal que nos haga crecer, evolucionar y aprender. El no saber ciertas cosas, como nuestro futuro, puede darnos miedo, y es normal. Solemos evitar la incertidumbre, en lugar de verla con la perspectiva de que puede ser lo que necesitamos para dar un paso más en nuestra vida.

Cuando la aceptamos, estamos reconociendo que no tenemos las respuestas a todo y que nos estamos adentrando en un punto de partida hacia algo nuevo que nos hará encontrar nuestro mayor potencial y la mejor versión de nosotros mismos.

Y es que lo cierto es que, a veces, la obsesión por tener el control de todo puede deteriorar nuestra salud mental, provocándonos estrés y ansiedad cuando las cosas no salen como esperábamos. El enfrentarnos a la incertidumbre nos hará relajarnos y hacernos más fuertes ante las dificultamos. Somos capaces de dejar de lado esa necesidad de control que tenemos.

En estos momentos es cuando más creativos podemos ser, porque no hay nada que nos ate ni que nos frene, porque estaremos viviendo sin expectativas de nada. Aparecen entonces ideas que, quizás, no se nos hubieran ocurrido de ninguna otra forma. Esta curiosidad que nos nace transforma la ansiedad que sentíamos en ilusión por hacer y conocer cosas nuevas, además de permitirnos ser más flexibles a la hora de vivir nuestra vida.

Eso sí: está claro que del dicho al hecho hay un paso, y que adoptar esta mentalidad no será tan fácil como creemos. No podemos cambiar de un día para otro nuestra forma de pensar y actuar. Debemos esforzarnos en ello porque nos dará la libertad de elegir nuestro propio camino. Hay ciertas formas de hacerlo.

La primera es cultivar esa curiosidad de la que ya hemos hablado. Esa que nos invita a emocionarnos por explorar nuevos mundos y posibilidades, a vivir experiencias personales y aprender de ellas.

Este proceso también requerirá de paciencia. No siempre podemos ver las cosas con una mentalidad positiva, ni adentrarnos en algo sin ningún tipo de expectativa. Seguramente, seguiremos viviendo momentos en que los que la incertidumbre nos agobie, pero debemos tener paciencia y saber que ello pasará. Poco a poco, podemos ir adoptando ese nuevo punto de vista y apreciar el camino de nuestra vida, incluso cuando haya baches y obstáculos de por medio.

De la misma forma, debemos saber que el fracaso siempre es parte de todo camino y que es necesario para seguir progresando. La incertidumbre implica prueba o error, porque no tenemos todas las soluciones que necesitamos. Solo debemos procurar aprender de ello e ir adaptándonos a todo lo que vaya surgiendo.

Al final, enfrentarnos a la incertidumbre es el primer paso para mejorar nuestra salud mental y, a la larga, vivir una vida que merezca la pena, en la que hayamos conseguido ser felices. Debemos transformar el miedo que nos da hacer cosas nuevas, en ilusión y emoción por conocer nuevos mundos.