Ya quisieran muchas prendas del vestidor universal (y, por qué no decirlo, incluso una infinidad de seres humanos) experimentar la metamorfosis que han comprobado las botas cowboy para hombre en sus propias cañas. Un proceso de dignificación y, en consecuencia, de paulatina aceptación que se sustenta en un evidente trasfondo estético -al fin y al cabo, hablamos de un calzado intrínsecamente vinculado a un imaginario que ahora vive su pico de gloria-, pero a su vez en un contexto sociocultural que ha favorecido una transición de lo kitsch a lo cool.
Transición que, aunque haya quienes puedan percibirla como abrupta, ya que su aterrizaje en nuestras redes sociales y por ende también en nuestra rutina diaria parece perfectamente orquestado; lleva gestándose desde hace ya cierto tiempo. En esta misma publicación hemos tentado el regreso del WWD (Western Way of Dressing) desde una realidad prepandémica, donde el uniforme cowboy ya se estableció con cierta solidez en las colecciones de la época: del Calvin Klein de Raf Simons, que propuso a un ‘vaquero de la nieve’ con guiños color block en su colección otoño / invierno 2018-2019; y Coach, quien para esta misma temporada propuso a un cowboy de inspiración setentera; a Dsquared2, que fue precoz en la proliferación del estampado de vaca o cow print; y Dries Van Noten, a golpe de flecos y cenefas en contraste. Ojo, que dicha presencia en las propuestas de diseñadores de moda ha sido incluso mayor en el comienzo de la actual década, con embajadores como Willy Chavarria, con cierto aire místico; Balmain, en blanco níveo y de aire futurista; Casablanca, con una silueta escultórica que eleva la cintura a límites insospechados; o Thom Browne, quien recurrió en su colección primavera / verano 2023 al tweed para idear una interpretación homoerótica del vaquero (con chaps incluidos en la ecuación).
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Bershka
Botas cowboy de efecto desgastado
Prada
Botines Chelsea tipo western
No obstante, incluso con pruebas irrefutables sobre la pasarela, ese escenario principal donde las altas esferas de esta frenética industria pretenden manejar nuestra vestimenta a su antojo; la población masiva seguía percibiendo el ahora llamado cowboycore como un disfraz carnavalesco. Puede que porque las interpretaciones de antaño fueran -demasiado- literales, reminiscentes de más de los personajes estrella del género cinematográfico western como el Hombre sin nombre, papel común en algunas títulos ambientados en el Salvaje Oeste; Butch Cassidy (Dos hombres y un destino, de 1969), el sheriff John T. Chance (Río Bravo, de 1959) o Tuco (El bueno, el feo y el malo, de 1966). Puede que porque los ejemplos de los que entonces disponíamos entonces se acercaban más a lo hortera y jocoso que a lo rompedor (ejem, Justin Timberlake en los American Music Awards 2001). Puede que porque nuestra única obsesión en lo estético era entonces el streetwear más ortodoxo. O puede, simple y llanamente, que porque el timing no era el adecuado.
Bien diferente es en el presente la concepción de esta cowboymania (y, por ello, también la popularidad de las botas de cowboy para hombre, cuya viralidad es cada vez más exponencial). Los nombres de los máximos agentes responsables de este cambio de rumbo probablemente te suenen: Pharrell Williams y Beyoncé, ambos con el foco puesto en los vaqueros negros que resultan indispensables en este imaginario pero que, en una mala praxis histórica constante que parece olvidar a posta a quienes se encuentran fuera de lo caucasoide, nadie ha reconocido durante décadas… o incluso siglos.
El primero cumplió con su cometido a través de Louis Vuitton, casa de moda que ahora dirige en lo creativo, con una propuesta masculina para la temporada otoño / invierno 2024 - 2025, hasta ahora considerada su magnum opus, en la que se emuló la estética western de la mano de artesanos de las tribus dakota y lakota con símbolos indispensables de dicha imagen como el uso de la turquesa, piedra preciada por las propiedades curativas y protectoras que le atribuyeron los nativo americanos; los sombreros de ala confeccionados en fieltro, los tejanos de silueta bootcut, los looks denim on denim, las prendas superiores infestadas de flecos rectangulares y cenefas florales y un estampado de vaca reformulado en clave damier. “Solemos ver sólo algunas versiones de los vaqueros, pero nunca llegamos a ver el aspecto real que tenían los vaqueros originales. Se parecen a nosotros, a mí, a los negros, a los nativos americanos”, declaró el camaleónico artista a GQ.
En el caso de la Abeja Reina, aka Beyoncé, con un octavo álbum de estudio que, bajo el nombre de Cowboy Carter, se aleja del dance y house de antecesor Renaissance para interpretar el universo country desde su propio prisma ("este no es un disco country, es un disco de Beyoncé", declaró la propia tejana en su cuenta oficial de Instagram), valiéndose de colaboradores establecidos previamente en el género como Dolly Parton, Willie Nelson, Linda Martell y Brittney Spencer. Un proyecto que entremezcla pistas construidas a partir del country más tradicional, como 16 Carriages, II Most Wanted o Texas Hold 'Em, con canciones recodificadas, como Tyrant o Riiverdance, y que se ha alzado con la primera posición en el Billboard 200, el ranking musical más exigente a nivel global, con 407.000 copias vendidas.
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Zara
Botas de cowboy en ante
ASOS
Botas cowboy bicolor
Sin embargo, si bien Pharrell y Beyoncé son a día de hoy sus abanderados principales, no podemos ignorar a quienes apostaron por el country antes que ellos -bien a nivel artístico, bien a nivel estético o bien a ambos niveles-. En esta lista debemos introducir, pues, a Lil Nas X, quien se convirtió en una estrella masiva gracias a su single Old Town Road, tema con el que entremezcló el sonido country con letras rap ataviado como un vaquero que llegó a manifestarse en su versión ultraglam. O a Orville Peck, el vaquero LGBTIQ+ enmascarado (literalmente) que se ha convertido en pocos años en miembro indispensable de la Yee-Haw Agenda. A Kacey Musgraves, compañera de Peck con ya seis Premios Grammy en su palmarés. También a Pedro Pascal y Ethan Hawke, que interpretaron a dos vaqueros encandilados por el opuesto en Extraña forma de vida, de Pedro Almodóvar. O a la ya mencionada Dolly Parton, irónicamente amadrinada por su ahijada Miley Cyrus, quien se ha encargado de catapultarla de nuevo al epicentro de la conversación social en la era contemporánea (dicho por la misma Parton, ojo). Ahora sumemos la posibilidad de una segunda parte de Bar Coyote, cuya grabación se rumorea desde 2021. Todo queda dicho.
Toda esta cascada de datos para justificar la que es una verdad ya irrebatible: vestirse de vaquero está de moda. Y no solo es tendencia, sino que ha pasado de parodia a molar. No es la primera vez que observamos este cambio de perspectiva -pasó también con el plumífero, por ejemplo-, pero su evidencia es prácticamente imposible de debatir. Y si el look western es tendencia, también lo son las botas de cowboy para hombre, tanto en su versión más explícita con grabados, cenefas y espuelas como en su versión más minimalista con tacón cubano, puntera semicuadrada y en colores neutros. Tanto es así que este modelo (y la estética en sí) ya se ha establecido en las marcas de moda a pie de calle. Aquí tenemos que nombrar a dos del grupo Inditex: Pull & Bear, que firmó una colección inspirada en el Salvaje Oeste junto a la marca de vaqueros Lee que vio la luz a principios de 2024; y Zara, quien ha ensalzado las botas de cowboy para hombre como calzado esencial de la primavera en uno de los drops más recientes de la presente temporada.
Balenciaga
Botas cowboy Santiago
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Genérico
Botas cowboy Fausto
¿Y tiene sentido que las botas de cowboy para hombre se democraticen? Todo el del mundo, a decir verdad. Si bien es cierto que no podemos hablar de ellas -todavía, al menos- como de una tendencia masiva en el armario masculino, sí es cierto que cada vez es más común divisarlas sobre el asfalto de mano de hombres leídos en moda que, a modo de early adopters, hacen spoilers sobre lo que va a llevarse o no durante los próximos meses. Y, si bien este acontecimiento puede resultarle insípido a más de uno, lo cierto es que debemos recordar que, independientemente de los deseos de la pasarela, es la calle quien decide qué de todo lo que se presenta en las colecciones de moda merece ser articulado en el día a día y qué no. Y, según comprobamos en las fotos de street style de las semanas de la moda más mediáticas del mundo, las cowboy boots podrían haber recibido el beneplácito definitivo de los nativos urbanos.
Es ahora, pues, cuando debes decidir cuál es tu bando: el de los valientes que lideran la tendencia o el de los precavidos que la siguen en compañía de muchos semejantes. Esencial en ambos casos es, claro, saber encajarlas en el vestidor y saber combinarlas como un fashion maestro para atraer miradas por los mejores de los motivos. ¿Nuestro consejo? Tanto si quieres presumir de ellas como si solo quieres que se intuya su puntera, nada de pantalones de pinza, joggers, pantalones cargo o pantalones chinos: opta por el pantalón vaquero, la opción más coherente por contexto. La historia es diferente si, cuando suban las temperaturas, quieres recurrir al pantalón corto, donde el catálogo de opciones se abre: desde un microshort sartorial de color negro para contrastar estéticas hasta una bermuda denim sobredimensionada. Para la parte de arriba, la misma calle nos demuestra que no hay imposibles: desde un a cazadora tejana hasta una gabardina sobredimensionada sobre una camiseta básica de algodón, un abrigo XXL sobre un jersey fino de color discreto o una americana oversize con hombros poderosos. ¿Veredicto? Tus botas cowboy de hombre podrían hacer temblar a tus deportivas favoritas…
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